EL DUENDE Y EL HADA
En un bosque encantado vivía una hermosa hada a la que le encantaba hacer pasteles de miel, todos los martes de cada semana emprendía un viaje a lo más profundo del bosque a buscar miel para sus pasteles.
Un martes el hada decidió cambiar la ruta que habitualmente tomaba cuando iba en busca de la miel, pues había escuchado rumores de los animales del bosque sobre un gran panal, el cual producía la miel más deliciosa del bosque.
El hada voló durante muchas horas, comenzaba a anochecer y aun no conseguía encontrar el panal del que le habían hablado. Ya cansada decidió darse por vencida y volver a casa, pero...
- ¡No puede ser! me he perdido, dijo el hada
Asustada comenzó a volar tan rápido que no notó por donde iba y de repente cayó en una trampa para hadas. el hada. El hada con angustia comenzó a pedir ayuda, pero al no haber respuesta comenzó a llorar hasta quedarse dormida.
Al día siguiente, un sonido extraño despertó al hada, parecía haber algo moviéndose entre los arbustos
- ¡No lo puedo creer, es un duende!
El hada pidió la ayuda del duende para poder salir de la trampa, pero el duende al ser tan pequeño no podía ayudarla. Fue entonces cuando el hada regó polvo mágico sobre el duende, haciéndolo volar.
Estando el duende ya en lo más alto del árbol, donde se encontraba el hada tomó unas pequeñas llaves que había encontrado en el camino, abrió la trampa y liberó al hada.
El duende al poder ver bien al hada se asombró de lo hermosa que era y el hada al ver la triste y amargada cara del duende sintió pena por el pobre, así que quiso hacer algo por él.
El hada pidió al duende que la acompañara en su búsqueda y así viajaron por un par de horas, hasta que sintieron un olor realmente delicioso…. era miel. Siguiendo el olor llegaron a una pequeña cueva, llena de flores y bonitas decoraciones.
Estaban a punto de entrar, pero un enorme oso tocó el hombro del duende y estos asustados salieron a esconderse tras los arbustos, desde allí notaron que aquel oso enorme era el dueño de la cueva y que no era tan malo como lo imaginaban.
salieron a pedir una disculpa por su comportamiento y a pedir indicaciones para hallar el panal, pero para su sorpresa estaban en el lugar, el oso les dio un poco de miel y los invitó a pasar.
El hada y el duende le contaron su aventura al oso, el cómo el hada se había perdido, había sido atrapada y salvada por el duende y ahora se encontraban sin hogar y a la deriva pues no sabían cómo volver.
El oso triste por ellos decidió construirle una casita junto a su cueva para que de esta manera el duende nunca más estuviera solo y el hada no tuviera que viajar tanto.
El hada en agradecimiento les preparó un enorme pastel de miel al oso y al duende como pago por haberles brindado su ayuda. Y así el duende volvió a sonreír, el hada a hacer pasteles y el oso no volvió a estar solo.
FIN